Después de una agotadora jornada

de trabajo alienante, 

vuelvo a la vida real

en mi existencia, a lo más importante.

Aparece en  mi mente otro estadio, 

otro universo, mi casa, mi hogar, 

respiro profundo, me estiro

y me comienzo a preguntar .

¿Quiénes me esperan?, ¿Qué necesitan?, 

¿Qué me encargaron?, ¿Qué prometí?

cuando las respuestas las tengo 

rumbo a mi casa, como todos los días partí.

Al llegar a casa la sonrisa de mis hijos, 

los abrazos de mis hijas

el beso en la mejilla de mi compañera

me llevan a una virtual primavera.

Aquí, crece fecundo el relajo, 

donde fluye el afecto a destajo

se siente el agitado palpitar 

de sus tiernos pechos, al abrazar.

En el comedor siempre está lo mejor

saludos, sonrisas, miradas, abrazos, 

entre gritos y caricias, te acomodas lo mejor que puedes 

en tu sagrado palacete,  de cuatro paredes.

No es una vida fantástica 

pero hay que reconocer 

que es grata, no es una vida de película 

pero es lo mejor, que me  podía suceder.

Es una vida, plena de  ilusiones

mi gente, me genera las más tiernas emociones.

agradezco cada minuto, lo recibido

soy afortunado,  por todo lo que vivo.

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